sábado, 14 de diciembre de 2013

EDDLC - Capítulo 1: Una terrible noticia

-¿Qué? -espeté atónita mientras mi madre me miraba con una exasperante mezcla de compasión y molestia. Era una idea absurda, inconcebible, ridícula y... aterradora. Sobre todo aterradora.
 
-Noelia, por favor, no alces la voz -me reprochó mi madre -. Ya te lo he explicado. A tu padre lo han trasladado en la empresa y tenemos que mudarnos. Le han avisado hoy y tenemos que estar instalados mañana, así que nos vamos ahora mismo. Ya tenemos preparada una casa nueva y el camión de mudanzas está esperando. No te estoy pidiendo tu permiso porque esto es algo que va a suceder te guste o no. Venga, si Raúl y Emma no han puesto ni una pega.
 
        No, por supuesto que no. ¿Cómo iban dos críos de cuatro y siete años a poner pegas a algo cuya magnitud no alcanzaban a comprender? Sin embargo, sabía que protestar o montar una escena no iba a servirme de nada ahora, por lo que, pisando tan fuerte como me lo permitían mis viejos playeros, me fui a mi habitación.
 
        No me lo podía creer. ¡A Asturias! Al otro lado del país, nada menos. ¿Es que acaso no había ningún lugar más cercano para trasladar a mi padre? Y tenía que ser precisamente este año, el año en que empezaba el bachillerato. Como si tener que asistir a clase a un edificio distinto, con asignaturas distintas, profesores distintos y compañeros distintos no fuera ya suficientemente malo de por sí. Ahora la certeza de que en mi clase no habría nadie conocido era absoluta.
 
        Mudarme significaría decir adiós a mi ciudad, despedirme de mis amigos, dejar atrás nuestros viejos escondites, nuestras bromas y quedadas, nuestras risas, nuestros secretos, nuestras promesas.
 
        La rabia corría caliente por mis venas, y sentí que en ese instante podría hacer cien largos en la piscina más grande del mundo sin siquiera pestañear. La energía negativa se acumulaba bajo mi piel, y la descargué de golpe lanzando una desdichada camiseta azul contra la pared. No quería irme. No era justo.
 
        Y así, tras una infructuosa lucha contra mi ropa y otras pertenencias, salí al pasillo con las maletas. Me di la vuelta para observar una última vez la que había sido mi habitación durante quince años. Parecía melancólica y fría sin mis cosas colonizando suelo y paredes. Un velo de lágrimas amenazó con nublarme la vista, pero yo lo sequé sin contemplaciones con la manga de la camisa. Cogí las maletas y me dirigí a la puerta, donde me esperaban mis padres.
 
        Una vez en el coche, miré por la ventanilla en dirección a nuestro bloque de apartamentos y formulé una despedida silenciosa antes de que se perdiera de vista, mientras el vehículo se alejaba sobre el asfalto brillante, rumbo a una nueva vida.

3 comentarios:

  1. A ver si en esta segunda "edición" consigues superarte! Sé que puedes. Suerte!!!

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  2. ¡¡Hola, Inés!!
    Claro que me acuerdo de ti, jajaja. ¿En serio? ¿¡Todos los capítulos de ECDLS!? Guau, jeje, muchas gracias!!

    En seguida me paso por tu blog ;D

    Un besazo,

    Meri

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